Mar 23, 2020 | Medio Ambiente

6D It’s now: cómo se gestó la reforestación más grande de la historia de Chile

El 6 de diciembre de 2019, justo cuando la COP 25 se desarrollaba en Madrid, a un océano de distancia el Parque Metropolitano Cerros de Renca comenzaba a recibir a cinco mil voluntarios organizados para plantar 15 mil árboles en un solo día y darle así, un hondo respiro a una de las diez ciudades más contaminadas de Sudamérica. La idea, que surgió desde las fundaciones Cultiva y Avina, motivó a que en diferentes ciudades del mundo se emprendieran, ese mismo día, diversas acciones en favor del medio ambiente.

Desde la madrugada del 6 de diciembre de 2019, mucho antes de que el sol decidiera asomarse, el Parque Metropolitano Cerros de Renca se preparaba para recibir a una multitud de personas, y para un ascenso trascendental. Justo cuando la COP 25 se desarrollaba en Madrid, a un océano de distancia, en Santiago comenzaba a gestarse la reforestación más grande la historia de Chile, con cinco mil voluntarios organizados para plantar 15 mil árboles en un solo día y darle un hondo respiro a una de las diez ciudades más contaminadas de Sudamérica, según el más reciente índice de calidad del aire realizado por Greenpeace y AirVisual.

La idea, que surgió desde las fundaciones Cultiva y Avina, fue acogida por la Municipalidad de Renca de inmediato porque contribuía con la reforestación de zonas que ya estaban determinadas dentro del Plan Maestro Cerros de Renca.

“Nuestra propuesta fue cumplir, en un solo día, con un gran porcentaje de lo que la municipalidad ya tenía contemplada como reforestación en su planificación a seis años. Es decir, se trataba de un aporte muy significativo”, cuenta Victoria Gazmuri, gerente general de Fundación Cultiva y quien lidera las alianzas estratégicas de la compaña 6D.

Después buscaron apoyo de otras empresas y fue “rotundo”, comenta Guillermo Scallan, director de Innovación Social de Fundación Avina. En principio, la iniciativa estaba contemplada como una acción local que contemplaba 30 mil árboles, pero la crisis social que estalló en el país en octubre los obligó a reducir los objetivos a la mitad, por temas de logística y también de temor e incertidumbre, confiesan.

“La crisis climática que estamos enfrentando es el desafío más grande de la historia y, por lo tanto, requiere acciones de gran escala”.

Jorge Tapia, director ejecutivo de la campaña.

Origen local, participación global

 

Tras varias reuniones de planificación, los organizadores coincidieron en una pregunta: ¿Qué pasaría si, al mismo tiempo y en otros países, también se plantaran árboles o se realizaran otras acciones similares, en beneficio del ambiente? Fue así como nació la campaña “6D It’s now”, con iniciativas que se replicaron al mismo tiempo en otras latitudes y que los organizadores definen como “la cadena de acciones climáticas más grande del mundo”: 329 acciones concretas, 1.095 organizaciones adheridas y 14.147 participantes en 162 ciudades y territorios de 92 países, en los cinco continentes.

“Puede sonar rimbombante, gigantesco, pero no podía ser de otra manera. La crisis climática que estamos enfrentando es el desafío más grande de la historia y, por lo tanto, requiere acciones de gran escala”, dice Jorge Tapia, director ejecutivo de la campaña.

Así, mientras este cerro orográfico de la capital chilena se repoblaba con especies nativas como quillayes, pinos, litres y huinganes, otros países seguían el ejemplo: Brettacorp plantaba mil árboles en Tully, Australia; la Fundación Irrigasc hacía lo mismo con ocho mil árboles en Senegal, África; y en Bolivia, varias organizaciones trabajaban en un plan de conservación de más de 1.200 millones de hectáreas protegidas por indígenas. En el resto del mundo, cuenta Tapia, también se ejecutaron acciones en beneficio de los océanos, limpieza de playas, gestión de residuos de alimentación sustentable y energías limpias, entre otras.

El objetivo principal de articular esta cadena era dar una señal al mundo desde Chile, donde se realizaría la COP 25. Y aunque la sede cambió repentinamente, la alerta sería la misma: exigir a las autoridades reunidas en la cumbre climática que la temperatura del planeta no supere 1,5 grados.

“Con esto quisimos mostrarles qué es lo que nos interesa como ciudadanos, marcar dónde estamos parados y qué tipo de acciones o decisiones debiesen tomar ellos, ya que nos representan. Esas acciones tienen que ir en sintonía con lo que queremos todos: garantizar un futuro en este planeta a las próximas generaciones. Esto es apenas un ejemplo de cómo hacer frente a lo que se convirtió en una emergencia climática y dejó de ser el cambio climático del que todos hablan”, dice Scallan.

 

“Entendemos que hicimos algo muy importante, pero ahora tenemos que redoblar el esfuerzo y seguir pensando en ideas como ésta, que realmente generen impacto y sean capaces de cambiar el mundo”.

Guillermo Scallan, director de Innovación Social de Fundación Avina.

Los organizadores de la campaña “6D It’s now” la definen como “la cadena de acciones climáticas más grande del mundo”, pues durante la jornada, alrededor del mundo, se llevaron a cabo 329 acciones concretas, hubo 1.095 organizaciones adheridas y 14.147 participantes en 162 ciudades y territorios de 92 países, en los cinco continentes.

Cómo lo hicieron

 

Gazmuri cuenta que apenas entendieron la magnitud de lo que tenían entre manos, decidieron habilitar un sitio web para presentar la idea, convocar por Instagram, crear una plataforma para que los voluntarios de Chile se inscribieran y después, coordinar con actores interesados en otros países. La convocatoria internacional fue simple y abierta, dice: “Queríamos que nos dijeran qué podían hacer para ayudar a restaurar el planeta ese día, sin importar qué tan pequeña fuera la acción”.

La respuesta fue abrumadora. Tuvieron que crear grupos de WhatsApp para coordinar en simultáneo.

“Esa fue una tremenda herramienta para recibir información. De repente teníamos tres grandes grupos en inglés, portugués y español, todos hablando de lo que haríamos el 6 de diciembre”, dice Tapia. Un día que “fue una locura, una montaña rusa de emociones y de mucho trabajo aquí, junto con ver cómo se movían las demás ciudades”, recuerda Gazmuri.

En Santiago, trabajaron desde la noche anterior. No durmieron. Antes de las 7:00 hrs ya tenían a 300 monitores instalados en el parque, con los que trabajaron durante varios meses en toda la producción. Los voluntarios, que incluyeron personas provenientes de colegios, universidades y de las empresas patrocinadoras, empezaron a llegar cerca de las 8:30 hrs.

Gazmuri destaca que el proyecto contempla la mantención y el riego de todos los árboles plantados, gracias a la instalación de un sistema por goteo que “será garantizado durante cinco años, para que cada árbol pueda vivir y reciba el agua justa y necesaria, sin desperdiciar recurso hídrico”, explica.

El plan inicial contemplaba una nueva cadena de acciones globales, un año después. Pero al menos en Chile, la iniciativa tendrá una segunda parte antes de lo previsto, debido a los ajustes que tuvieron que hacer después del 18 de octubre. Por eso, en junio subirán al cerro nuevamente a plantar los 15 mil árboles restantes. Mientras tanto, trabajan en un plan para involucrar a todas las regiones del país en esa próxima jornada.

“Entendemos que hicimos algo muy importante, pero ahora tenemos que redoblar el esfuerzo y seguir pensando en ideas como ésta, que realmente generen impacto y sean capaces de cambiar el mundo”, dice Scallan.

 

“(El 6 de diciembre) fue una locura, una montaña rusa de emociones y de mucho trabajo aquí, junto con ver cómo se movían las demás ciudades”.

Victoria Gazmuri, gerente general de Fundación Cultiva.